V
UNO SON MUCHOS
En medio de una multitud
la intimidad es el grito
que no se da, la palabra
que no se dice.
El silencio, el voto
que el alma pronuncia.
(Poco antes de pegarse un tiro en el pecho,
Montevideo, 1933)
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XI
A LA ORILLA DEL RÍO
Cada día que pasa vuelvo a mí
vengo de mí, de los seres
que pueblan el mundo: los árboles,
las piedras, el agua de los ríos,
las nubes predicen el futuro
y cuentan lo que fui, mi abuelo
y mi abuela regresan en la niebla,
mi madre muerta acaricia
mis dedos en el barro del jardín
entre los crisantemos, mi padre
cabalga la brisa, esa yegua
transparente, el universo
nace cada día de mí.
(Tanabe, Japón, 1921)
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XXXVII
ENDLESS
La mujer que se fue dejó un silencio en el mundo
es imposible pronunciar su nombre
sin que tiemble la tierra, sin que cese la luz.
La mujer dejó mi piel huérfana
de sus manos. Todas las puertas
cerradas, las sábanas en tinieblas.
La mujer regresó para siempre
al lugar donde no estoy.
La mujer no amanece en mí.
Camino sin moverme
entro en la noche
sin dar un paso.
Me faltan las palabras
arde la sed.
El viaje es interminable.
(Manuscrito entregado a una de sus ex alumnas de Berkeley en 2000, cuatro años antes de morir. Texto traducido del polaco al inglés y del inglés al español, publicado en una antología rústica sin ISBN. El original carecía de título, el título en inglés habría sido agregado por la ex alumna para esa publicación y se conserva en esa antología).