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El Jacamará
atraviesa
la cordillera,
agazapado
entre el azul
y el letargo.
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Agua. Asfalto.
Triste andar.
Retorno al origen del miedo.
Una lánguida pieza de museo
que no es hombre
ni es magia:
ni vida ni muerte.
Más allá, por la Placita,
una tímida brisa
acaricia alguna cortina.
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Sobre la delicada niebla de Abril
se escucha a algún loco
cuereando un palo de limón.
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Tomados del libro "Como Vino de Palma" (Panamá, 2012), El Duende Gramático