Para oidor, agudeza normal.
Para veedor, muchísimo menos.
Imposible prestar tacto, compartirlo,
entregar un sentido que se asume roce y quemadura
y tumescencia y Fuenteovejuna
-si te ha de entender, háblale nada más
de frío, calor o tibio. El resto es sólo suyo.
Saja moscas Domiciano,
Excalibur al hundirse vira con elegancia
y ante el cielo sereno incendia otoño sus naves
-sudur, nariz,
huelen a calafateo caliente.
Me haría dichoso todavía un amplio tratado
sobre el camitosemítico.
Lo malo es que aún no existe.
.::
El perfecto agonoteta
Cuando la vanguardia de los corredores asomó en la distancia,
un inmenso clamor se alzó de la multitud
y creció aun más al ver cómo la Marratoncita iba alcanzando el primer lugar,
hasta cruzar, veloz pero serena,
la línea anaranjada de la meta.
Marratoncita giró 180º y anunció, sosegada —Victoria.
El viejo adivino etrusco
se acercó a ella:
—Entre los varones que viven en el orbe,
escasamente una docena te merecemos. Por desgracia, todos
rebasamos los setenta, y hay que aguantarse.
Que te acompañe pues este agonoteta cántabro favorecido. [A éste:]
Conduce a Marratoncita al penthouse del templo, sudorosa pero sensata,
extiéndela a gusto y acéitale con la lengua todas sus divinas bisagras,
levántala entonces y sométela, horizontal, a la ducha fría;
cuando el coxis deje de saberle a sal,
hazla rodar sobre un gran secante verde, sin solución de continuidad
y échatela al plato.
Deja a los persas alzar torres al silencio.
Gerardo Deniz era el nom de plume de Juan Almela, poeta nacido en Madrid en 1934, radicado en México desde 1942 y recientemente fallecido.