Con una guitarra
Escuchando a Heitor Villa-Lobos y Alirio Díaz
Con una guitarra, lápiz y papel
se pueden ver las estrellas a pleno medio día
con una cabeza que sienta y un corazón que piense
se puede llenar un verso de armonía
con unos labios que canten la alegría
se puede atrapar el cielo en un cristal…
Bienvenidos Villa-Lobos y Díaz
me llevan del caos primigenio
al dolor de mi pueblo
que duerme un largo sueño
cargado de fracasos
a mi tierra de corazas partidas
a los huesos de mis muertos.
Se secó la sangre, pero sobrevivió la ira
y el deseo subterráneo de justicia
sacudió mi tierra
de lo que no quería
imagen poderosa del destierro
que mi lápiz dolorido hoy captura
en soledad.
Llegar no es regresar
Llegar no es regresar,
imposible volver a lo ya andado...
Entre el vuelo de hojas otoñales
acechamos un firmamento a la medida
una luz que nos deje ciegos
la coraza protectora de la locura ajena.
La juventud muere con el asombro intacto
se momifica su sonrisa
y en una morgue se congelan sus sueños.
Dónde la salvación de la horda macabra
que nos lanza al precipicio
un vigía que revele el punto del imposible retroceso
el secreto para conjurar a Sísifo.
Realidad virtual
Mientras cae la tenue luz de la tarde
sobre la pantalla del ordenador
me deslizo por las calles de mi infancia
y revivo en medio de este mundo
que nos deja cada vez más solos
el calor de la palma de tus manos
recorriendo mi perfil
virgen de caricias
y la palabra endulzada con tu aliento.
Entonces, la piel era absolutamente necesaria
y el sonar de tus pasos en mi calle
era la nota inconfundible de mi música.
Nostalgio de las tardes tus visitas
cuando mi casa era tu casa y tu casa era la mía...
Ya no nos amamos piel con piel
comunicarnos cara a cara es un milagro
aspirar el humor de tu cuerpo no es posible.
Ahora tenemos amor virtual
belleza virtual
realidad virtual
e inteligencia artificial…
A los seres más queridos no los abrazo
desde hace mucho tiempo
nos escribimos mensajes electrónicos
sin la conocida huella de la mano.
Casi olvidamos la mesa en compañía
los humanos escasean en mi paisaje.
Vivimos un tiempo avaricioso
sumisos a la red que absorbe el tacto.
Si revivieras, amigo,
si volvieras
no sabrías cómo orientarte
en el actual reino tecnocrático.