Incluso la diosa del amor
lucha por sus hijos, pese
a su vanidad; Eneas prosperó
más que otros héroes; incluso el ascendente camino de vuelta
del infierno se le hizo sencillo. Y el sacrificio del amor,
menos doloroso que para los otros héroes.
Tenía la mente clara; mientras soportaba el sacrificio,
veía sus efectos prácticos. Tenía la mente clara,
y esa claridad lo hizo inasequible a la desesperación,
mientras el dolor volvía más humano un corazón
que, de otro modo, podría haber parecido inmutable. Y la belleza
corría por sus venas: no necesitaba
más. Dejó para otras visiones
los mundos del arte y la ciencia, esos caminos que sólo
al sufrimiento conducen, y en cambio congregó
a las diversas poblaciones de la tierra
en un imperio, una concepción
de la justicia mediante la sumisión, una intención de "perdonar a los humildes
y aplastar a los orgullosos"; subjetivo,
necesariamente, como lo son necesariamente los juicios.
La belleza corría por sus venas; no necesitaba más.
Eso y su gusto por los imperios:
eso es lo que puede comprobarse.
---
Louise Glück (Nueva York, 1943), Vita Nova, Pre-textos, Valencia, 2014
Traducción de Mariano Peyrou
lucha por sus hijos, pese
a su vanidad; Eneas prosperó
más que otros héroes; incluso el ascendente camino de vuelta
del infierno se le hizo sencillo. Y el sacrificio del amor,
menos doloroso que para los otros héroes.
Tenía la mente clara; mientras soportaba el sacrificio,
veía sus efectos prácticos. Tenía la mente clara,
y esa claridad lo hizo inasequible a la desesperación,
mientras el dolor volvía más humano un corazón
que, de otro modo, podría haber parecido inmutable. Y la belleza
corría por sus venas: no necesitaba
más. Dejó para otras visiones
los mundos del arte y la ciencia, esos caminos que sólo
al sufrimiento conducen, y en cambio congregó
a las diversas poblaciones de la tierra
en un imperio, una concepción
de la justicia mediante la sumisión, una intención de "perdonar a los humildes
y aplastar a los orgullosos"; subjetivo,
necesariamente, como lo son necesariamente los juicios.
La belleza corría por sus venas; no necesitaba más.
Eso y su gusto por los imperios:
eso es lo que puede comprobarse.
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Louise Glück (Nueva York, 1943), Vita Nova, Pre-textos, Valencia, 2014
Traducción de Mariano Peyrou